Con motivo de un encuentro que
tuve con los padres para tratar el tema de “cómo fomentar la autoestima en nuestros
hijos”, volví a echar un vistazo a lo que dicen Adele
Feber y Elaine Mazlish en el libro “Cómo
hablar para que sus hijos le escuchen
como escuchar para que sus hijos le hablen” sobre el elogio descriptivo.
En el libro
señala que a veces vocablos como bueno, bonito, fantástico… hacen sentir al
niño incómodo, por eso recurre al el elogio descriptivo que consiste en lo siguiente:
-
El adulto describe en tono estimativo lo que ve o lo que siente.
-
El niño después de escuchar la descripción del adulto puede ensalzarse
a sí mismo.
En un principio no parece
complicado decir a nuestros hijos cosas tales como: “veo que te has esforzado,
esto te ha tenido que llevar mucho tiempo,
es un trabajo muy limpio y bien organizado, has tenido en cuenta lo que
te aconsejé, estoy orgulloso de lo que estás haciendo…”, en fin describir lo
que realmente vemos y lo que sentimos.
No resulta complicado si realmente practicamos la “paternidad atenta”
que decía Kabat-Zinn, o por lo menos lo intentamos. El problema que creo que
tenemos es en aprender a hacer una crítica
descriptiva y no destructiva. Porque qué difícil es cuando nuestro hijo,
nuestra alumna nos muestra algo y lo más fácil es decir: “qué chapuza”, “está
mal”…, y no salimos de ahí. No puedo, no
sé decir otra cosa, parece no haber descripción posible ante algo que ofende a
nuestros sentidos y a nuestro orgullo.
En fin, sería más interesante aprender a hacer críticas descriptivas en las
cuales demos pistas a los pequeños desde dónde pueden mejorar sin darles un
bofetón a su autoestima. Tarea difícil ¿no?